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Rica experiencia en ventas y fabricación.

Mientras Bolt Threads detiene a Mylo, el futuro de la biología

Dec 15, 2023

MILÁN –El viaje hacia la sostenibilidad de la moda tiene múltiples frentes y está plagado de innovación en todos los materiales y procesos.

En la primera categoría, el número de alternativas de base biológica y bajas emisiones etiquetadas como revolucionarias es incontable. Sin embargo, la innovación sólo puede prosperar y dejar una huella sustancial cuando se hace a escala.

La noticia a mediados del verano de que la empresa de innovación de materiales Bolt Threads, con sede en California, había detenido la producción de su alternativa de cuero basada en Mylo micelio (sistema similar a la raíz de los hongos), debido al deterioro de las condiciones macroeconómicas y los obstáculos para obtener nuevos fondos, envió un mensaje sobre cómo los rumores y los negocios no No siempre van de la mano.

Stella McCartney fue una de las primeras en adoptar Mylo. Comenzó a trabajar con Bolt Threads en 2017, cuando utilizó el material para crear un prototipo del bolso Falabella característico de la marca, que se presentó en la exposición “Fashioned from Nature” de 2018 del Victoria & Albert Museum. Pero le llevó cinco años llevar finalmente la innovación al comercio minorista, presentando el año pasado 100 bolsas Frayme Mylo. En 2021, McCartney utilizó el material de la marca registrada para dos prendas que no están a la venta. Adidas, Lululemon y Kering siguieron sus pasos.

El material de base biológica es sólo una de muchas iteraciones similares, alternativas al cuero, el poliéster e incluso la seda.

Incluyen Piñatex, piel sintética hecha de fibras de hojas de piña; Vegea, elaborado a partir de restos de manzanos y viñedos; Desserto, elaborado a partir de hojas de cactus molidas; la viscosa Demetra de Gucci y un compuesto de pulpa de madera; Sylvania, el material derivado de hongos fabricado por la startup MycoWorks con sede en California y respaldado por Hermès, así como la sedosa Orange Fiber, el hilo Spiber similar a la cachemira creado mediante procesos de fermentación y extrusión utilizando microbios y azúcar, y el tejido de Peelsphere fabricado de residuos de frutas y algas mediante ingeniería de materiales avanzada.

La firma de datos Vantage Market Research estima que las fibras ecológicas generaron ventas por 53.900 millones de dólares en 2022, una cifra que casi se duplicará para 2030 con una tasa de crecimiento anual compuesta del 7,8 por ciento.

Sin embargo, adoptar estas innovaciones puede ser una apuesta para las marcas de ropa y diseñadores, que deben invertir mucho dinero en ellas con poca evidencia sobre el retorno de la inversión.

Muchos están firmando asociaciones y acuerdos con innovadores de textiles y materiales para ayudarlos a seguir adelante con la investigación y el desarrollo. Otros, incluido Kering a través de su Laboratorio de Innovación de Materiales (MIL) con sede en Milán, los están probando internamente y brindando retroalimentación para ayudarlos a alcanzar una escala industrial.

Sin embargo, el número de fabricantes textiles establecidos y empresas de nueva creación que unen fuerzas es aún muy reducido, y su colaboración se considera fundamental para combinar la visión para los negocios y la cartera de clientes de los primeros con la mentalidad innovadora de los segundos.

Las opiniones de los consumidores apuntan constantemente a una demanda cada vez mayor de sostenibilidad por parte de los clientes más jóvenes, pero muy pocos datos confirman que esos clientes están dispuestos a pagar más por productos que utilizan materiales alternativos.

A principios de este año, el especialista en algodón Albini Group introdujo el algodón orgánico obtenido de la agricultura regenerativa, con un precio superior ofrecido principalmente por marcas de lujo. Su director ejecutivo, Stefano Albini, todavía dudaba sobre expandir la técnica de cultivo al algodón normal, temiendo que tendría poca tracción comercial.

Además, ser vegano o evitar el uso de recursos provenientes de combustibles fósiles no implica necesariamente ser completamente sostenible o biodegradable. Los materiales de base biológica a menudo no se deshacen por completo de los sintéticos, incluso en pequeñas cantidades en forma de solventes, recubrimientos o plastificantes. Esto deja un gran interrogante sobre cómo facilitar el reciclaje de textiles, una prioridad no sólo para la industria sino también para los legisladores.

De manera similar, incluso si recurrir a los desechos agrícolas como materia prima cae dentro del perímetro de la economía circular, los expertos están planteando argumentos en contra de que crear nuevos materiales no siempre es la mejor solución.

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MILÁN –